¿Te puedo preguntar algo?

-¿Como me puedo ganar tu confianza? -Preguntó con un tono de voz que no le había escuchado nunca. No me atreví a mirarle.

-No lo se, cuando lo sepa te lo diré.

-¿Entonces me has perdonado?

-De momento si.

-Genial!

-¿Te puedo preguntar algo? No quiero que te enfades como el otro día. -Le pregunte un poco temerosa. Me preocupaba un poco la reacción que podía tener.

-Prometo comportarme -Dijo con una sonrisa.

-¿Seguro? -No estaba convencida.

-Si. -No sabia si podía confiar en esa respuesta pero necesitaba preguntarselo.

-¿Porque me has defendido antes cuando me estaba “peleando” con Robbie?

-Porque esa foto a mi me molesta mas que a ti.

-¿Porque? -Pregunte. ¿Por que le iba a molestar esa foto a él?Él no salia en la foto, ni era el centro de todos los cotilleos del instituto.

-Porque... -De repente parecía nervioso, no parecía el mismo Jacob seguro de si mismo que yo conocía- a mi también me gustas.

Me quede de piedra, para mi lo máximo que me podría haber imaginado era ser su amiga pero no mas que eso. Estuvimos en silencio un buen rato, pero para mi había algo que no encajaba.

-Entonces... ¿Porque no viniste el viernes? -Pregunté susurrando.

-Porque vi la foto y me puse celoso. Sabia perfectamente que tu no eres del tipo de personas que van besando a la gente pero como la mayoría de chicas que conozco están colgadas de Nate me asaltaron las dudas. Es imperdonable ya lo se, pero el sentimiento de los celos es irracional. Me pase todo el fin de semana encerrado en mi habitación de muy mal humor. Estaba dispuesto a no hablar con Nate pero entonces escuche lo que le dijiste a Robbie y entendí que entre tu y Nate no había nada.

Nos quedamos en silencio otra vez. Yo no sabia que decir ni que hacer era la primera vez que me encontraba en una situación como esta. Era una sensación nueva pero increíblemente agradable. Se hizo tarde,lo sabia porque ya no había tanta luz en la cueva. Me tenia que ir para casa. Mis padres se iban a preocupar. Últimamente se preocupaban mucho por mi.

- Jacob, es tarde, me tengo que ir.

-Yo también me tengo que ir. ¿Te puedo acompañar hasta casa?

No sabia que decirle. Por un lado quería ir sola, pero por otro lado quería que me acompañara. ¿Que harían mis padres si vieran a Jacob? No lo entenderían. Un día no le quiero ver y al otro me acompaña a casa. Ya me imaginaba la cara de no entender nada de mi padre. Me deje guiar por el corazón.